PREFACIO
“Las verdades contenidas en las doctrinas religiosas apa recen tan deformadas y tan sistemáticamente disfrazadas —escribe Sigmund Freud— que la inmensa mayoría de los hombres no pueden reconocerlas como tales. Es lo mismo que cuando contamos a los niños que la cigüeña trae a los recién nacidos. También les decimos la verdad, disimulán dola con un ropaje simbólico, pues sabemos lo que aquella gran ave significa. Pero el niño no lo sabe; se da cuenta únicamente de que se le oculta algo, se considera engañado, y ya sabemos que de esta temprana impresión nace, en mu chos casos, una general desconfianza contra los mayores y una oposición hostil a ellos. Hemos llegado a la convic ción de que es mejor prescindir de estas veladuras simbó licas de la verdad y no negar al niño el conocimiento de las circunstancias reales, en una medida proporcional a su nivel intelectual.”1
La finalidad del presente libro es descubrir algunas ver dades que han estado escondidas bajo las figuras de la religión y de la mitología; el método a seguir será com parar una multitud de ejemplos bastante sencillos y dejar que el antiguo significado se haga aparente por sí mismo. Los viejos maestros sabían lo que decían. En cuanto ha yamos aprendido a leer su lenguaje simbólico, no requiere más talento que el de un recopilador el dejar que se escu che su enseñanza. Primero debemos aprender la gramática de los símbolos y como llave de este misterio no conozco mejor instrumento moderno que el psicoanálisis. Sin acep tar al psicoanálisis como la última palabra en la materia, puede servir como método de aproximación a ella. El se gundo paso será reunir un grupo de mitos y cuentos popu lares de todas partes del mundo y dejar que los símbolos hablen por sí mismos. Los paralelos se harán inmediata mente aparentes, y se ha de desarrollar una constante vasta y asombrosa de las verdades básicas que el hombre ha vivido en los milenios de su residencia en el planeta.
Tal vez ha de objetárseme que al resaltar las corres pondencias, he pasado por alto las diferencias entre las tradiciones, orientales y occidentales, modernas, antiguas y primitivas. La misma objeción puede hacerse a cual quier libro de texto o carta anatómica, en que las diferen cias fisiológicas de raza son desatendidas con el objeto de dar mayor importancia a una comprensión general básica de la psique humana. Por supuesto que hay diferencias entre las numerosas mitologías y religiones de los hom bres, pero este libro está dedicado a sus semejanzas; y una vez que éstas hayan sido entendidas, ha de descubrirse que las diferencias son mucho menos grandes de lo que popular (y políticamente) se supone. Espero que un es tudio comparativo contribuya a la causa, tal vez no per dida, de las fuerzas que luchan por la unificación en el mundo actual, no en nombre de un imperio eclesiástico o político, sino con la meta del mutuo entendimiento huma no. Como se nos dice en los Vedas: “La Verdad es una, los sabios hablan de ella con muchos nombres.”
Deseo agradecer al Sr. Henry Morton Robinson su ayu da en el largo trabajo de poner mi material en forma legi ble; sus consejos me fueron de gran utilidad en la pri mera y en la última etapa del libro; lo mismo a las señoras Peter Geiger, Margaret Wing y Helen MacMaster, quienes leyeron mi manuscrito muchas veces y me ofrecieron va liosas sugestiones, y a mi esposa, que trabajó conmigo del principio al fin, escuchando, leyendo y revisando.
J. C.
Nueva York Junio 10, 1948
1 Sigmund Freud, El porvenir de una ilusión (Obras Completas, vol. I, p. 1275; traducción de Luis López-Ballesteros y de Torres, Editorial Bi blioteca Nueva, Madrid, 1948).
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