EN EL EXTRAÑO MUNDO DE WOLF
En un tiempo Race Cargill había sido el mejor agente del Servicio Secreto terrano en el complejo y misterioso planeta de Wolf. Repetidas veces arriesgó su vida entre las criaturas semihumanas y no humanas del sombrío mundo. Y, repetida mente, había cumplido las fantásticas misiones, hasta que su nombre fue cubierto de gloria.
Pero todo eso al parecer había acabado. Duran te seis largos años había estado sentado detrás de un fastidioso escritorio en el interior del cercano cuartel general terrano, aislado allí después que él y un rival se habían marcado con cicatrices y magullado el uno al otro en una contienda fami liar.
Más cuando la puerta del espacio se abrió de repente y con rápido movimiento, la contienda surgió de nuevo, y con ella una intriga destinada a atajar y destruir el Imperio Terrano.
Nota del autor:
Siempre deseé escribir. Pero hasta que hallé las viejas revistas en pasta de fantasía científica, a la edad de dieciséis años, este deseo general no se convirtió en un preciso estímulo para escribir aventuras de fantasía científica.
Di muchos rodeos en el camino. Descubrí la ficción científica en su edad de oro: la épo ca de Kuttner, C. L. Moore, Leigh Brackett, Ed Hamilton y Jack Vance. Pero mientras es taba todavía juntando tiras de papel de de secho para mis tempranos esfuerzos, el estilo cambió. Las aventuras en lejanos mundos y extrañas dimensiones pasaron de moda, y llegó la nueva expresión de la «science-fiction» —el énfasis en la ciencia.
Por tanto mis primeras historias eran ca balmente ficción científica, y no estoy tra tando de abandonar esa clase de narración. Tiene su lugar. En mucho, la clase de «science-fiction» que proporciona los títulos del día tan próximamente como el café de la mañana, ha aumentado el interés popular por el moderno y maravilloso mundo de la ciencia en que vivimos. Ha ayudado a generaciones de jóvenes a sentirse seguros y tranquilos en un mundo rápidamente cambiante.
Pero los estilos mudan, las viejas aficiones retornan, y ahora que los Sputniks alborotan el cielo con nuevas y poco familiares lunas, los lectores de la «science-fiction» están dis puestos a esperar al día de mañana para leer gustosamente los nuevos títulos en este cam po de la moderna literatura. Otra vez, creo, hay un lugar, un deseo, una necesidad y ape tencia de la maravilla y el colorido del mun do de afuera. El mundo de más allá de las estrellas. El mundo que nosotros no llegare mos a ver. Es por eso que escribí LA PUERTA DEL ESPACIO.
MARIÓN ZIMMER BRADLEY
0 comentarios:
Publicar un comentario